Para Entrar A Vivir

Clara y Mario avanzan con su coche bajo una lluvia torrencial que no ha dejado de caer en todo el día. Van a ver un piso. Otro más. Ya han visto docenas.
Desde que esperan un niño no han dejado de buscar una vivienda algo más grande. Esta vez los de la agencia han insistido en que éste era especial. La primera impresión no es precisamente buena. El piso, como todos los de la zona, parece abandonado, vacío…
Y todos esos restos de maniquís tirados por el suelo, en la escalera, en los rellanos. La vendedora de la agencia los tranquiliza. Por lo visto el ayuntamiento está rehabilitando toda la zona. En unos meses la van a dejar de lujo.
De hecho ya hay dos familias nuevas que acaban de instalarse. El entresuelo y el segundo. Suben hasta el tercero y entran en el piso. Lo cierto es que nunca debieron hacerlo… Su piso, el edificio entero, es una trampa. Como la tela de una araña que sólo se ve cuando ya no se puede salir…